«La granja Golden Oaks está lista, o así lo cree su gerente empresarial, Mae Yu, para convertirse en el nuevo y gran avance de la economía de la fertilidad.
Allí, la progenie de los super ricos inicia su vida en el útero con lo mejor de lo mejor: dietas equilibradas a base de alimentos orgánicos, listas de reproducción seleccionadas en base a su placer auditivo… y matrices jóvenes, sanas (y optimizadas con cortisol) donde gestarse.
A sus anfitrionas –es así como se llama
a estas madres sustitutas- se les ofrecen contratos de arrendamiento de nueve
meses, y así ganar grandes cantidades de dinero que les puede permitir cambiar
la trayectoria de sus vidas a menudo difíciles, siempre y cuando se mantengan
lejos de cualquier problema y den a luz a recién nacidos sanos.»
¡Feliz
lunes, familia! Hoy os traigo la reseña de una novela que tenía muchísimas
ganas de leer pero que por desgracia ha sido una pequeña decepción. Pedí la
novela hace varios meses pero con toda la situación del Covid, el envío de la
editorial se retrasó bastante y no fue hasta hace unas semanas, cuando llegó a
casa. Con tanta espera fui perdiendo las ganas y es posible que ese sea uno de
los factores que ha hecho que me haya planteado abandonar la lectura en varias
ocasiones. Pero vamos poco a poco.
Jane es una joven madre que por recomendación de su prima Ate, decide entrar en Golden Oaks. Allí conoce a Reagan, quien le enseña la vida dentro de la granja en la cual debe vivir mientras está en estado de gestación. Lo que al principio parece fácil e idílico, pronto se torna en algo complicado con lo que todas las mujeres que allí residen, deberán lidiar. A través de la visión de Jane, Ate, Reagen y Mae, vamos conociendo la vida en el Valle de Hudson y en La granja de Golden Oaks.
A simple vista la novela pintaba muy bien. Una granja de mujeres en la que la finalidad es tener bien cuidadas a las madres gestantes para que sus embarazos lleguen a buen puerto. Un negocio donde acude gente que por diversos motivos no puede (o quiere) quedarse embarazada, recurriendo a este lugar donde tiene a su disposición madres gestantes que hacen el trabajo complicado a cambio de dinero. La trama me llamó la atención desde el primer momento en que leí la sinopsis, pero lo cierto es que esperaba algo más ya que la novela se vende como una distopía feminista, y lo que encontré fue algo totalmente distinto. Ni distopía, ni feminista, la verdad.
El tema de la novela me parece muy valiente ya que de un tiempo a esta parte, está abierto un debate muy controvertido entorno a los vientres de alquiler y la gestación subrogada. Por ello, que la autora decida hablar a través de su novela, de este debate con un tono inteligente e incluyendo a su vez una crítica a las desigualdades económicas y raciales, es algo que valoro. Por eso me da rabia no haber logrado disfrutar de la novela, porque había una buena idea, que para mi gusto no ha cuajado.
El problema creo que ha sido el estilo narrativo. No logró meterme en la novela en ningún momento. El exceso de descripciones que no aportaban nada a la historia, hizo que el ritmo fuese demasiado pausado. Me gustaba que cada capítulo fuese narrando la realidad de cada una de estas cuatro mujeres, pero lo cierto es que ninguna de sus historias acabó por despertar mi curiosidad. Es una verdadera lástima ya que las cuatro protagonistas están muy bien trabajadas y sus historias eran perfectas para entender las diferencias de clase o las decisiones que a veces te ves obligada a tomar por culpa de la pobreza.
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